Por: Luis F. Jaramillo
Está demostrado que ante la incapacidad del gobierno nacional de dar soluciones a las exigencias y peticiones de los millones de ciudadanos inconformes que desde el 28 de abril se arrojaron a las calles con el único propósito de ser escuchados, el mismo gobierno —en su genético afán fascista de que esas esplendorosas manifestaciones no se vuelvan a repetir— no le ha quedado de otra vergonzosa alternativa que intentar inocular miedo de diversas formas a la ciudadanía como una muestra inculta y trivial de venganza para que nunca las voces de protesta de todos los indignados se eleven nuevamente en su contra.
Inicialmente, y sin contemplación alguna, Duque recurrió a la más letal represión en contra de los manifestantes ordenando al escuadrón móvil antidisturbios que salieran a estrenar sus juguetitos nuevos que les había comprado con la plata de los mismos ciudadanos que exigían matrícula cero, salud digna, oportunidades laborales, entre otras. Acto seguido, y con sus inquinos discursos, promovió y aplaudió la ola de ataques violentos que dejaron como resultado decenas de muertos, heridos, jóvenes sin ojos, agresiones sexuales y toda muestra de odio en contra de quien pensara diferente a sus inmaculadas políticas y reformas. Finalmente, y como una prueba más de ineptitud descargó la responsabilidad del conflicto nacional generado por él mismo, en las manos de gobernadores y alcaldes para que iniciaran unos diálogos inocuos con los manifestantes mientras seguía preparando otras estrategias de represalias y vendettas contra el pueblo.
A fin de impedir que el país siga en su senda irreversible de despertar y salir del precipicio de pasividad donde nos encontrábamos, ahora la execrable maniobra para querer dar un escarmiento a los trabajadores que apoyaron el paro, es manifestar que se debe “recuperar el tiempo perdido”, y de inmediato, fieles a estos procederes de animadversión, salieron los leguleyos del Ministerio de Educación Nacional a perseguir y provocar nuevamente a los maestros y plasmaron ello en la desatinada circular 17 del 4 de julio. Lo primero que hay que decirle a las Señoras María Victoria Angulo, Ministra de Educación y Constanza Alarcón viceministra de Educación Preescolar, Básica y Media, quienes nuevamente impulsadas por el odio y la rabia que le tienen a los maestros y a las comunidades educativas del país proyectaron dicho documento, es que una persona en la vida puede recuperar dinero, amor, amistades, o cualquier otra cosa, menos el tiempo y esto se le puede demostrar científica y pedagógicamente. Pero también hay que recordarles a los agentes obtusos del gobierno, que durante el paro los maestros no perdieron ningún tiempo, no se puede aseverar tremendo ardid, cuando precisamente lo que se hacía era apoyar a las inmensas mayorías de Colombia, entre ellos, muchos estudiantes y padres de familia que estaban exigiendo mayores garantías para el país que todos queremos, ese es un deber ético y moral que como maestro se debe tener con la sociedad colombiana.
Desde Fecode y todas las filiales se ha mencionado que obviamente se pueden recuperar las actividades y los contenidos que no se abordaron durante el paro, mas no el tiempo y esto debe ser tratado en las actuales negociaciones que entre educadores y gobierno se están llevando a cabo, las cuales también el ministerio está dilatando con profundo desprecio por las comunidades educativas. El actual gobierno no puede ser tan cínico, pues se ha demostrado hasta la saciedad que son ellos los que han despojado a los colombianos de las oportunidades de tener un sistema educativo como siempre lo hemos deseado y exigido, no somos los maestros quienes hemos saqueado los derechos de los colombianos, ha sido Duque y toda su bancada los únicos responsables de tan deplorable acto. Las actividades y contenidos académicos se recuperarán con el pasar de los días, pero el tiempo desde el concepto errado de presencialidad que maneja el ministerio y con los planes de reposición que plantean no se recupera nunca.
Siendo las cosas así, los colombianos sí tendríamos la autoridad moral para preguntarle a Duque: presidente, ¿cuándo recuperará el tiempo perdido, ya que lleva 2 años, 10 meses y 6 días sin cumplir con el mandato consagrado en el artículo 188 de la constitución política, donde se menciona que es su función garantizar los derechos y libertades de todos los colombianos y no ha hecho lo más mínimo por tal obligatoriedad? De algo estamos seguros como maestros, nosotros podremos recuperar actividades, y contenidos académicos, pero el actual gobierno nunca recuperará la decencia y dignidad, porque nunca se recupera lo que no se ha tenido.
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