El agua en el organismo cumple muchas funciones en nuestro cuerpo, es la encargada de restaurar aquellos líquidos que se pierden a través de los metabolismos del organismo, como la respiración, la eliminación de desechos o la sudoración. Además, lubrica los tejidos y las articulaciones, ayuda a evitar el sobrecalentamiento y mantiene la piel sana. Esta bebida es necesaria también para que el cuerpo realice una digestión adecuada.
La importancia de beber agua se debe a que es el responsable de llevar nutrientes y oxígeno a las células, eliminar las bacterias de la vejiga, prevenir el estreñimiento, normalizar la presión arterial, hidratar las articulaciones amortiguadoras, proteger órganos y tejidos, regular la temperatura corporal, y mantener el equilibrio de electrolitos (sodio).
El agua es indispensable para la vida, es la fuente de hidrógeno para todos los organismos y es constituyente esencial de la materia viva. Influye en los seres vivos a través del clima y de la atmósfera. Es el medio en cual se desarrolla la maravillosa y variada flora y fauna acuática.
Los organismos están formados en su mayor parte por agua y, en el caso de algunos animales marinos, el porcentaje de agua puede superar el 95%. Las semillas secas, no pueden germinar sin absorber grandes cantidades de agua. El agua interviene en todas las funciones vitales de plantas y animales.
Es el componente químico principal del cuerpo y representa aproximadamente del 50 % al 70 % del peso corporal. Nuestro cuerpo depende del agua para sobrevivir. Cada órgano, tejido y célula del cuerpo la necesita para funcionar correctamente.
Se ha dicho siempre que la cantidad que se debe beber son 8 vasos diarios, ya que es fácil de recordar. Pero la cantidad de agua que debe ingerirse en el día difiere según distintos factores. Se debe tener en cuenta que otras bebidas se han tomado y que alimentos se han comido.
También influyen ciertas condiciones como la edad, las personas mayores no sienten tanta sed, lo que podría ser un problema si se toma un medicamento que pueda causar pérdida de líquido. El nivel de actividad es también un factor que se debe tener en cuenta, si se está perdiendo agua a través del sudor por hacer ejercicio, se debe aumentar la ingesta de agua. Las personas que realizan largos períodos de actividad física, necesitan reponer las pérdidas de agua y sodio.
La salud es otro factor a tener en cuenta a la hora de decidir cuánta agua se debe beber. Es posible ingerir demasiada agua si uno tiene enfermedad de la tiroides, por ejemplo, o problemas renales, hepáticos o cardíacos. También si se toman medicamentos para la retención de líquidos, como medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE), analgésicos opiáceos y algunos antidepresivos.
Las temperaturas del ambiente se deben tener en cuenta. Se debe ajustar el nivel del agua cuando las temperaturas exteriores se disparan.
Como no existe una respuesta única para la ingesta del agua ya que es individualizada, se debe consultar con un médico cuál es la cantidad adecuada para uno. Igualmente, según Harvard Health, el promedio diario de agua para los hombres es de aproximadamente 15,5 tazas y para las mujeres de aproximadamente 11,5 tazas (para las personas sanas). Eso podría significar que sólo se necesitan de cuatro a seis tazas de agua corriente, teniendo en cuenta que aproximadamente el 20% de la ingesta de líquidos diaria suele provenir de los alimentos y el resto de las bebidas.
Si el cuerpo no tiene suficiente agua para llevar a cabo sus funciones normales, uno podría sufrir una deshidratación. Esta afección puede ser peligrosa especialmente para niños y adultos mayores. Igualmente, a cualquier edad se puede sufrir deshidratación si no se toma la cantidad de agua suficiente en días calurosos, especialmente si realizan actividad física intensa.
Muchas veces se puede revertir la deshidratación leve o moderada mediante la ingesta de líquidos, pero la deshidratación grave requiere de un tratamiento médico inmediato.
Algunos signos de la deshidratación pueden ser la sed, el sentimiento de la boca seca o pegajosa, tener una orina amarilla oscura, no orinar mucho, tener la piel seca y fría, calambre musculares y dolor de cabeza.
Se puede manifestar distintos síntomas de deshidratación que pueden ocurrir con tan sólo un déficit de agua del 2%. Como por ejemplo fatiga, confusión o pérdida de memoria a corto plazo y cambios de humor como aumento de la irritabilidad o depresión.
La deshidratación puede ser causa de manifestaciones aún más severas como infecciones del tracto urinario, cálculos renales, cálculos biliares y la constipación.
Para prevenir la deshidratación, es necesario beber líquidos a lo largo del día gradualmente. Una forma sencilla de hacerlo es tomar una copa en cada comida, así como socialmente. Además, se debe tener en cuenta que uno también obtiene líquidos mediante alimentos ricos en agua, como ensaladas, puré de manzana y frutas.
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