Por: Edwin Novoa
Desde el punto de vista espiritual, la decisión de la Corte podría generar preocupación, pero no necesariamente, veamos: el aborto efectivamente genera sufrimiento al feto, que ya es un ser vivo y sintiente, y ese sufrimiento generado sí es definitivamente un pecado y desagrada a Dios. Tal y como Cristo dio su vida por salvar a las personas de los pecados, nosotros también debemos abogar para que la gente se aleje del pecado, pues este genera sufrimiento, por lo que es necesario defender la vida de los fetos. Sin embargo, el aborto también genera mucho sufrimiento para la mujer, la cual incluso puede morir si se hace ilegalmente, y por más que lo neguemos, siempre algunas mujeres se verán obligadas a abortar por diferentes razones.
Debemos evitar la muerte de estas mujeres (sucede si abortan clandestinamente), pues de no ser así, toda la sociedad cargaría con el doble pecado de la muerte de esa mujer y su bebé. No es relevante si la mujer quedó embarazada producto de un pecado o no, pues tal y como Jesús evitó que apedrearan a María Magdalena, igual debemos actuar con las mujeres que se ven obligadas a abortar, las cuales quedan tan afectadas psicológicamente, que incluso después del aborto, debemos acompañarlas, creo que Jesús lo hubiera hecho.
Debemos tranquilizarnos. El hecho de que se viabilice el aborto no quiere decir que este deje de ser pecado, seguirá siendo un pecado, pues seguirá causando sufrimiento tanto al feto como a la mujer como Dios. Es claro que como sociedad debemos seguir abogando por que las mujeres no sean violadas y decidan sobre su sexualidad, para que no tengan que llegar a la necesidad de abortar, pero mientras tanto debemos analizar la situación de cada mujer.
No podemos pensar que todas son pecadoras (y si es que lo fueran, las deberíamos acompañar para salvar sus vidas), algunas realmente son víctimas, algunas están en condiciones tales que, si nace el bebé, ambas morirán (pecado doble con el que cargaríamos todos como sociedad), y en fin, son muchos casos.
Viabilizar el aborto es, en últimas, la posibilidad de que como personas y como sociedad tengamos las herramientas para analizar cada caso, y tener la opción de tomar la mejor decisión que cause menos sufrimiento, que agrade mas a Dios, y nos haga mejores personas.
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