'Ratings', mentiras y 'clickbaits'
- Acta Diurna
- 23 ene 2024
- 3 Min. de lectura
Por: Mateo Duarte

Empiezo con un ejemplo ilustrativo, los puntos que tiene Rigo (en prime time), la novela más vista en Colombia, son casi los mismos que tenía Padres e hijos (por la tarde) en 2001, pero pues obviamente los canales para los que no teníamos cable se podían contar con los dedos de una mano; así que éramos millones de personas somnolientas por la modorra del almuerzo viendo cómo Daniela Franco se casaba por séptima vez, no había más de donde escoger.
Ahora a esos millones de personas difícilmente les da sueño a las 2:30 pm, solo es cuestión de abrir una lata de Red Bull tener conexión a internet y dejarse llevar por la hiperoferta de contenido: desde los grupos de Whatsapp de las tías hasta MUBI y sus películas rumanas de 3 horas y media filmadas en 3 locaciones (¿ahí sí no les da sueño?), y todo lo que cabe ahí: youtubers, Onlyfans, Spotify y sus pódcasts, decenas de plataformas de streaming legales y piratas con infinidad de series y películas, Tik Tok donde sus usuarios a punta de ver videos de 3 minutos no tienen paciencia y la mente se les deformó... no aguantan nada que dure más que eso y todo lo quieren ya o no sirve...
Además, productos de ese mismo internet como Yina Calderón que debe creer que Miguel Ángel es una tortuga Ninja, o Epa Colombia en un barrio obrero haciendo un video en 2015 apoyando a la selección para 6 años después arrojar millones en efectivo desde un helicóptero, (no pregunten cómo hizo porque ni ella misma sabe, o sí sabe, pero le echa la culpa a las keratinas).
¿Y la prensa cómo ha evolucionado en estos años? Con la llegada de Uribe al poder y la creación de los canales privados empiezan las agendas propias: defender la seguridad democrática y afirmar que las gaseosas tienen menos calorías que las verduras, empiezan entonces las fake news, y estrategias viejas presentadas como nuevas, es decir: meternos miedo para luego vendernos seguridad (la seguridad de Uribe en este caso) y marcando bien en rating.
La gente los veía y un buen porcentaje para que Uribe gobernara dos periodos fue gracias a RCN y Caracol que se volvieron amplificadores de sus políticas, cero crítica o investigación, todo lo que no se debe hacer en periodismo. Ya para el segundo periodo de Uribe se empezaba a formar lo que hoy conocemos como la polarización digital en las nuevas redes sociales y todo lo que eso conlleva: linchamientos digitales, fake news, manipulación y la polarización en el mundo real, familias, amigos y hasta matrimonios agarrados por defender o acusar a un presidente y sus ideologías.
La “opinión” empezó a ver internet como su micrófono, nacen los portales digitales y la “verdad” empezó a ser más relativa que nunca con tantas voces y ruido (todos creen tener la razón, nadie escucha a nadie que no sea de su nicho) porque de eso se trata ahora con la sobreoferta de información, la creación de nichos o corrientes ideológicas que jalan cada uno para su lado, pero terminan sirviendo como gasolina a la misma pelea de siempre: izquierda vs derecha.
¿Y Caracol y RCN?
Bien gracias, desprestigiados a más no poder y arañando a muerte cada punto de rating, en pleno prime time los noticieros a duras penas llegan a 8 puntos (Caracol) porque RCN es como una mula que se quedó en 2002 y no avanza por más rejo que le den. Podrán tener videowalls y cámaras robóticas pero su postura editorial se quedó con Uribe contra viento y marea, no sé cómo hacen para absorber tanta pérdida, pero es que ya ni la derecha los ve; esa gente se fue con Vicky Dávila hace rato.
Así estamos ahora, cayendo en titulares tendenciosos y engañosos (clickbait) y sus verdades a medias, con una supercomputadora en el bolsillo con acceso a toda la información posible y por haber, pero usada para saber con quién está saliendo Sofía Vergara o ver perritos fashion en Instagram, de la humanidad hoy día nunca esperé mucho, pero aun así logra decepcionarme.
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