Tras superar tres picos e iniciar vacunación de 55 a 59 años, Barranquilla comienza a elaborar protocolos de bioseguridad para reactivar todos los sectores.
Soy entre los escritores, oriundos de la Costa Caribe, no sé, si el más incisivo y esperanzador, en ir llenando semanalmente columnas de opinión con noticias constructivas, y hechos propositivos que vayan recuperando la moral social y política de la Región, ante la Nación.
Pero en décadas, mi fuerza lingüística costeña solo estaba visionada a escribir para la recuperación de la ética, perdida, o nunca obtenida. Cuestionando a quienes vienen avergonzando la representación de la cosa pública y política de la Región.
Más ahora, en el mismo renglón, también sumo en fe para ir superando juntos esta covid-19. Pero la recuperación de la salud de la gente contagiada y hospitalizada, no ha sido confiable por falta de infraestructura médica, del desprestigiado Sistema de Salud de la Nación.
Más aún, ante la pasiva programación nacional de vacunación, por eso, es que tanto el enfermo consciente, como sus familiares, creyentes todos, conviven con una angustia latente.
Por otro lado, lo dije en otros términos en el artículo anterior, que pese a no ser de la élite de los más influyentes del sector económico y político del país; mi fortaleza es una “pluma”, con un discernir místico para escribir, e ir aportando mi granito de fe, a esta causa ciudadana.
Y de esa misma columna, he recibido dos mensajes entre mis lectores, el de una mujer: que espera todos los domingos mis epístolas ecuménicas ciudadanas; y un hombre: esperanzado que se hagan ecos mis reflexiones sobre las mentes más débiles.
Cuando estoy con gente débil de conciencia, me hago como ellos también con el propósito de que crean. En otras palabras, trato de acomodarme a todas las personas a fin de salvar algunas de la manera que sea posible. 1 Corintios 9:22.
Y aterrizando la terminología Débil. En lo terrenal, en democracia, y en las circunstancias dadas por este estallido social traído por décadas de desidia, la soberanía ciudadana colombiana en siglos, ha sido débil, y vilmente engañada.
Un remedo de engaño democrático en todas las campañas a elección popular. Engaños que han traído como consecuencias, en todo el país, aún en algunas regiones más que en otras, un subdesarrollo de gobierno en gobierno.
Con debilidad fiscal actual, que ahora se evidencia en el deterioro de las finanzas públicas por estar debajo del grado de inversión, al obtener el gobierno colombiano una baja calificación económica ante los entes internacionales competentes.
Debilidad de Estado y Gobierno. Semejante a la de un asalariado despedido, que al quedar reportado en las centrales de riesgo, a causa de un crédito universitario para educar a su hijo; y ya desempleados en la familia, padre, e hijo graduado.
Y al cerrar ésta columna, recibo en una de mis redes sociales, un tercer mensaje, que en palabras textuales de mi lector, me afirma que: “La izquierda progresista de Petro, trabajará con la inversión privada, y no es lo mismo que Maduro”; y me invita a que vea su planteamiento socioeconómico.
Todo mensaje bien intencionado, es pacíficamente atendido. Una vez que me hago notar, siendo leído como escritor de opinión ante la Nación.
Aunque este no es un escenario público para defender candidatos y armar partidos políticos; pero para TODOS, los "protocolos" de la Reconciliación Nacional, también funcionan acá como pilotos para el país.
Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos. Jonás 3:5.
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