Por: Jorge Martínez
Durante toda su infancia, los niños necesitan alimentos nutritivos para un crecimiento y desarrollo saludable. La falta de acceso a una alimentación saludable puede generar serios problemas de salud como la malnutrición, la cual puede tener consecuencias importantes en su bienestar y limitarlos en la consecución de logros académicos y laborales en el futuro.
Es por ello que garantizar una buena nutrición es aportar para un crecimiento y desarrollo integral de las personas en las diferentes etapas de la vida, como señalan los expertos.
Contexto global con impacto local
La malnutrición puede tener diferentes formas: emaciación (bajo peso para la altura), retraso en el crecimiento (baja altura para la edad), bajo peso (bajo peso para la edad), o sobrepeso y obesidad (por encima del peso saludable para la altura). El común denominador de estas formas es que los niños no reciben la cantidad adecuada de nutrientes que necesitan para estar sanos.
A nivel mundial, la malnutrición afecta a muchos niños menores de 5 años con 149 millones que presentan retraso en el crecimiento, 45 millones que tienen un peso inferior al normal y 39 millones con sobrepeso y obesidad.
En este contexto, Colombia tiene dos objetivos principales relacionados al manejo de la desnutrición para 2030. El primero se relaciona con reducir las muertes por desnutrición infantil a 5 por cada 100.000 niños menores de 5 años y el segundo es reducir la prevalencia de la desnutrición aguda a 0.9% en menores de 5 años, esto pensando en la Encuesta de la Situación Nutricional en Colombia (ENSIN), que indicó en 2015 una prevalencia de desnutrición aguda del 1.6%.
Así mismo, en el país se reportó que en los tres años previos a la pandemia por covid-19 hubo una tendencia al aumento en la prevalencia de la desnutrición. No obstante, esta coyuntura global ocasionó en 2020 una baja en la asistencia de los servicios de salud de los menores, afectando el volumen de notificación de la prevalencia de esta condición. Sin embargo, en 2021 se volvió a reportar una tendencia de aumento en los casos de desnutrición en menores de cinco años.
En este sentido, durante ese año, se reportaron más de 16.000 casos de desnutrición aguda moderada y severa en el país y los departamentos más prevalentes, con cifra superior al 0,9 % que es la meta nacional, fueron Vichada, Vaupés, Guaviare, Amazonas, La Guajira y Arauca. De los 16.000 casos, el 65% eran mayores de 1 año.
El impacto de la malnutrición en los niños
La desnutrición crónica puede conducir al retraso en el crecimiento y tener efectos a largo plazo en un niño que no alcanza su pleno potencial pudiendo afectar su desarrollo cognitivo y, como resultado, afectar su rendimiento académico. En última instancia, podría tener efectos a largo plazo en las perspectivas de trabajo y la estabilidad económica futura.
En el otro lado del espectro, tener sobrepeso u obesidad puede incrementar el riesgo de enfermedades no transmisibles relacionadas con la alimentación, como la diabetes y las enfermedades del corazón. Si no se tratan o no se controlan, estas enfermedades crónicas pueden poner a las personas en riesgo de sufrir complicaciones de salud importantes.
Factores que contribuyen a la malnutrición
Los comportamientos de alimentación selectiva o quisquillosa como la resistencia a probar nuevos alimentos o el trastorno alimenticio selectivo, que es la incapacidad o falta de voluntad para comer ciertos tipos de alimentos, pueden ser problemas comunes entre los niños y pueden llevarlos a comer más alimentos calóricos de bajo valor nutricional.
Los padres pueden no saber la importancia de proveer diversos alimentos en la dieta o cómo balancear los carbohidratos, proteínas y grasas para que sus hijos tengan la nutrición adecuada para garantizar su salud y crecimiento, en especial si estos son comensales quisquillosos.
Por otro lado, la malnutrición puede estar motivada por factores sociales determinantes de la salud, incluida la pobreza o la inestabilidad económica. Cuando las familias tienen dificultades económicas, puede conducir a la inseguridad alimentaria y a la falta de acceso a alimentos saludables o a la diversidad en la elección de alimentos. La inseguridad alimentaria ha tenido un impacto significativo. Se estima que casi 690 millones de personas en todo el mundo pasaron hambre en 2019 y otros 83 millones podrían padecer inseguridad alimentaria debido a la pandemia COVID-19.
Además, el acceso limitado a la atención médica puede dificultar la identificación y el tratamiento de la malnutrición en los niños, ya que la detección de la desnutrición no siempre forma parte de los controles de salud de rutina. Incluso, si se toman solo medidas como la altura y el peso, los niños en riesgo de desnutrición o aquellos con déficit de micronutrientes pueden ser pasados por alto.
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