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La militarización no resolverá los problemas del Catatumbo

Foto del escritor: Acta DiurnaActa Diurna

Por: Alberto Rodríguez García



Un fenómeno natural que sirve para afianzar los lazos que unen a nuestros dos países. Pero esa gran luminosidad no ha permitido iluminar los caminos de democracia, del desarrollo de la justicia en esta vasta zona limítrofe. Abandonada por décadas, donde no brilla sino la pobreza, la exclusión, la inexistencia de la presencia del Estado.



Cuando llegan los gringos, con sus dólares, tras influir para la separación de Panamá y luego el ingreso de multinacionales en busca del petróleo, se ubicaron en la zona del magdalena medio y la región del Catatumbo. El gobierno de entonces, hace presencia, no para solucionar problemas ya visibles en esas comunidades, sino a hacer entrega de vastos territorios a estas multinacionales, en detrimento de sus comunidades raizales.


Hay una gran presencia militar, cuyo objetivo era, garantizar la seguridad, para la libre explotación de ese valioso mineral. Desde ese momento se comenzó a estigmatizar a sus pobladores, a ser reprimidos y a impedir cualquier forma de organización popular. Cuentan las comunidades raizales que utilizaron diversos métodos para tratar de domesticar a la población. La represión militar generando gran cantidad de asesinatos y desplazamientos, utilización de cables eléctricos para energizar, amplias zonas, donde gran cantidad de sus moradores perecían tras recibir descargas eléctricas. Luego utilizan a Bruce Olson, un misionero americano, quien de manera inteligente se va infiltrando en la comunidad motilona-Bari, realizando una labor de adoctrinamiento, domesticación y transculturización de esas tribus indígenas.


Ellas inicialmente tenían una actitud hostil hacia el hombre blanco, lo que imposibilitaba las labores de exploración y explotación petrolera. Años después, con el ingreso del ELN a esa zona, este señor es capturado y sometido a un juicio revolucionario y condenado a muerte. Los periódicos y personajes adscritos a estas empresas, realizaron una gran campaña que, condujo a la liberación del ciudadano americano.


Hoy, nuevamente en los principales medios de comunicación y en el alto gobierno, nuevamente vuelve a tener presencia noticiosa la situación de violencia en el Catatumbo. Se afirma una supuesta guerra entre las disidencias de las FARC y el ELN y como siempre desde todos los rincones se clama por presencia militar, pero no se clama por darle solución a las difíciles condiciones en las cuales viven estas poblaciones.



Se había aclimatado un poco la intensidad de la confrontación después de la salida de los paramilitares y bajo el compromiso de cumplir lo pactado en los diálogos de La Habana. Pero esto no ocurrió, la pauperización de su población y su participación quizá desesperada en los cultivos de coca, volvió a encender la llama de la violencia. Hoy, dado todo este horror, aparecen con mercados y frazadas, lo cual es importante, pero no fundamental para parar las causas que mantienen encendida la llama de la confrontación. El actual gobierno ceñido a su política de paz, deberá realizar acciones que logren sacar de la pobreza y la marginalidad a los hermanos Catatumberos.

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