Por: Víctor Herrera M.
Comienza bien temprano este año 2025 con varias convulsiones de política a nivel internacional muy cercanas a nosotros como la controvertida posesión como presidente de la república de Nicolás Maduro, por tercera vez, en Venezuela el pasado 10 de enero y la tranquila del próximo lunes del Republicano Donald Trump, por segunda ocasión, en los EE. UU.
El primero llega muy solo por la notoria falta de apoyo y reconocimiento de los mandatarios de varios países de América y del mundo y en medio de serios señalamientos de fraude electoral, enfrentado a quien para muchos se ha convertido en una heroína latinoamericana: María Corina Machado.
El segundo, por el contrario, llega con una abrumadora votación y un gran poder, no visto en los últimos años en las elecciones norteamericanas, y haciendo muy temprano anuncios en asuntos comerciales y migratorios que dan visos de lo que será una gestión de gobierno bastante polémica.
En materia política en nuestro país nos veremos abocados a lo que significa el hecho de que ya tengamos unas campañas presidenciales anticipadas con varios de sus candidatos enfrentados en una encarnizada contienda.
Sin embargo, no hay aún muchas definiciones significativas en alguno de los candidatos. Sergio Fajardo, Vicky Dávila, Germán Vargas, Claudia López, María Fernanda Cabal o Paloma Valencia aún no alcanzan por sí solos una aceptable popularidad en las encuestas que hasta ahora se han realizado. Tampoco alguno de los precandidatos del pacto histórico.
Habrá, por supuesto, el recrudecimiento de los señalamientos contra el presidente Gustavo Petro, de varios miembros de su familia y muchos de sus colaboradores de antes y de ahora.
Por su parte, los grupos y gremios económicos seguramente recrudecerán su oposición al gobierno que piensan plantea quitarle muchos de sus privilegios con una serie de reformas que, por fortuna para ellos, son saboteadas en el Congreso.
En medio de todo ello, los medios de comunicación nacionales —la otrora “Gran prensa” — alcanzando su nivel más alto de arrogancia, militancia y descaro en favor de la causa de sus dueños.
En materia económica hay cifras a favor y en contra. Mientras, por un lado, la prestigiosa revista inglesa The Economist ubica a Colombia como la sexta mejor economía del exclusivo club de países de la OCDE en 2024, baja la inflación por más de 10 meses consecutivos y también las tasas de interés, el dólar se mantiene y tiende a la baja y hay récord de visitantes y de conectividad aérea en nuestro territorio, por el otro, hay serias preocupaciones sobre la gestión de gobierno, el déficit fiscal, la reactivación económica (aunque las predicciones hablan de un positivo 3 % de crecimiento ) sobre todo en materia de construcción, exportaciones e industria manufacturera.
Punto aparte merece la informalidad que no cede ante el escaso aumento del empleo formal. La incertidumbre se centra sobre los efectos del mismo a propósito del aumento del salario mínimo para este año que, aunque muy favorable para los trabajadores, es considerado muy alto para algunos gremios de la economía que vaticinan, precisamente, un consecuente aumento de los informales.
Habrá mucha incertidumbre en temas claves como la salud y la paz.
En el plano local, aunque se anticipan importantes inversiones en infraestructura en la ciudad y el Departamento y la llegada de nuevas empresas, así como la realización de eventos artísticos y deportivos, sin embargo, están por verse los resultados de las estrategias policiales en materia tan grave como la seguridad encaminados a los flagelos del microtráfico y la extorsión que tienen a nuestro territorio en la zozobra permanente.
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