Por: Jorge Vergara Carbó
Colombia, en los años 90, gobierno de César Gaviria y con Rudolph HOMMES como ministro de Hacienda, se embarcó en la odisea de abrirse al mundo “Apertura Económica” de un solo golpe, es decir se determinó bajar los aranceles de la noche la mañana del 60% al 11%,lo que originó la quiebra del 55%, de las medianas y pequeñas empresas del país, y la debacle en el campo colombiano ante el aumento de las importaciones de alimentos que después se incrementaron más con las firmas de los distintos tratados comerciales. No estábamos preparados para una apertura brusca, como la que se dio, como tampoco nos preparamos para negociar de una mejor manera los distintos TLC que a la fecha se han firmado.
El cuadro anterior es muy disiente, antes de la firma del TLC con USA., es decir en el año 2011, el país exportaba US$56.900 millones, y en el primer año de ese acuerdo que se firmó en mayo del 2012, exportamos US$60.135 millones, la cifra más alta en la historia del país, y los efectos del TLC no se palpaban. Pero la película empezó a cambiar en los siguientes años, y las exportaciones se vinieron abajo con todo y los TLC firmados, fue así, como empezamos a disminuir las exportaciones desde el año 2013, cuando cayeron a US$58.800 millones, y ya en el 2019, solo exportábamos antes de pandemia US$39.500 millones, en pandemia bajamos a US$31.100 millones, recuperándonos algo en el 2022, por el crecimiento de la economía en un 7.5%, al llegar a exportar US$56.900 millones, cifra igual a la que exportamos en el año 2011, sin TLC. Este año, es posible que alcancemos la del año 2023, que fueron US$49.500 millones.
A pesar de la insistencia del presidente Gustavo Petro, de la transición energética el petróleo y el carbón, siguen constituyendo el grueso de las exportaciones su participación hasta el año 2022, estuvo por encima del 54%, y en estos dos últimos años su porcentaje ha descendido producto de la disminución en la producción y en los precios internacionales, sumados a las decisiones del gobierno, que no ha querido entender que gracias al sector de combustibles y de minería, las exportaciones no se han ido al suelo, y siguen siendo los sectores generadores de divisas, que permiten que la tasa de cambio no se eleve más, de lo que se ha venido incrementando.
Al sumarle, la producción de café, oro y níquel su participación es en promedio del 69%, lo que significa que la matriz exportadora del país, no ha variado desde la apertura de Gaviria, manteniéndose en el gobierno del cambio.
No hemos sido capaces, en todos estos años, de recuperar el sector manufacturero cuyas exportaciones no llegan a US$11.000 millones, cifra insignificante si la comparamos con lo que ha pasado en otros países. Igual pasa con el sector agricultura, cuando le quitamos el café, el banano y las flores, su participación se reduciría más. Hoy, al igual que desde los años 90, somos importadores netos de alimentos, arroz, leche, maíz, soya, sorgo, pescados y marisco, carne de res, pollo y cerdo. Generamos empleo en el exterior y pobreza y desempleo en nuestros campos. Es la triste realidad, tres décadas pérdidas en un país, que cuenta con recurso humano preparado y tierras aptas para la agricultura.
Si en estos 34 años, no hubiéramos contado con los recursos generados por el petróleo, el carbón, el níquel, el oro y el café, quién sabe en qué condiciones estaría el país.
¿Por qué en Colombia las exportaciones no crecen, como lo hacen en otros países? ¿Qué hemos hecho mal?
Para que tengan una visión clara, relaciono el monto de las exportaciones de varios países y su evolución en el tiempo, contrario a lo que sucede en Colombia y Argentina que en vez de crecer disminuyen.
De acuerdo al cuadro anterior se puede apreciar que, en estos últimos trece años, tanto Colombia como Argentina en vez de avanzar retrocedieron. De nada le han servido al país, los 17 TLC que tiene firmados. Sus exportaciones ni se diversificaron, ni aumentaron antes por todo lo contrario disminuyeron. Seguimos siendo un país mono exportador. Las exportaciones tan solo representaron en el año 2023, el 13.6% del PIB (US$50,000 millones entre US$365.800millones).
El salto grande lo dio Vietnam, que, en el año 2011, exportaba US$74.000 millones, y en el 2024, exportara US$370.000 millones, es decir en 13 años, logró multiplicar por 5 sus exportaciones, especialmente las del sector manufacturero. Vietnam es un país, que se da el lujo de exportarle a los Estados Unidos alrededor de US$150.000 millones anuales. Un país, que sufrió una de las guerras más violentas, que se liberó en el año 1.976, formando la República Socialista Vietnamita.
China, es el país mayor exportador del mundo US$3,2 billones, seguido de los Estados Unidos US$2.1 billones. Ambos países, vienen enfrentados en una guerra comercial desde la primera administración de Donad Trump, recientemente elegido nuevamente presidente de Estados Unidos, quién insiste en subir los aranceles no solo a la China, sino también a aquellos países cuyas relaciones comerciales presentan un déficit alto parala economía estadunidense. Esas fueron sus promesas electorales, y no dudamos que tomará medida. En su primera administración renegoció con México y Canadá el “NAFTA”, logrando disminuir el déficit en cuenta corriente con esos países.
México, era un país, que, en el año 1.994, exportaba US$60.619 millones e importaba US$79.346 millones. En su primer año de operación del “NAFTA” las exportaciones fueron de US$79.541 millones, un crecimiento del 31.2%, y en los 30 años, del Tratado de Libre Comercio con USA y Canadá, México exporta US$628.000 millones, es decir 10.3 veces, lo que exporto en 1.994, año de entada del “NAFTA”. Las importaciones, en esos 30 años, pasaron de US$79.346 millones, a US$610.0000 millones, es decir, crecieron 7.7 veces, un valor inferior al de las exportaciones.
No hay duda, que el Tratado comercial de los Estados Unidos con México y Canadá, ha sido positivo para los tres países, que han visto incrementar sustancialmente su intercambio comercial con efectos positivos para el crecimiento de sus economías.
Lamentablemente los colombianos no podemos decir lo mismo de los 17 tratados comerciales que tenemos vigentes, dado que nuestra s exportaciones en vez de crecer han venido disminuyendo, y con la política de combustibles y minera del actual gobierno, la tendencia es que las exportaciones de petróleo, como de carbón y otros minerales siga descendiendo y por ende, el total de las exportaciones.
El bajo dinamismo del sector externo colombiano, no es culpa del actual gobierno, es de todos los anteriores, empezando por el gobierno de la “apertura” y los dos de Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos , que con sus tratados de libre comercio pintaron pajaritos en el aire, al afirmar que con esos TLC se generarían más de 500.000 puestos de trabajo y otros ofrecimientos, que nunca se dieron, como hasta la fecha no se han dado porque nos convertimos en generadores de trabajo pero en el extranjero al importar más de 14 millones de toneladas de alimentos, de las cuales por lo menos 8 millones de toneladas las podemos producir en nuestros campos. Acabamos con la poca industria que teníamos, al bajar bruscamente los aranceles. Seguimos negándole el desarrollo económico y social a las dos regiones costeras la del Atlántico y la del Pacifico. Aún hoy, no tenemos claro, en que podemos ser buenos los colombianos para sacarle provecho a esos TLC firmados. Continuamos con el cuento de la reforma agraria y no la hacemos, nos centramos en discusiones bizantinas y en creer que los problemas del país son legales, y proponemos leyes, que se aprueban pero que después no se cumplen por ser muchas de ellas inverosímiles, hablamos de paz, y no la conseguimos. El país sigue dividido, los partidos políticos piensan en sus propios intereses y no en el de los colombianos, cada día el país se polariza más y por supuesto que esa polarización no conduce a nada.
Por todo lo anterior, el país no ha encontrado una senda del desarrollo económico y social sostenible en el tiempo, crecemos unos años, pero después volvemos a decrecer, por ello de continuar así, y no reflexionar nunca eliminaremos las desigualdades sociales, nunca acabaremos con la pobreza extrema y la alta pobreza monetaria, como el alto desempleo.
“Si el país, de la belleza”, porque lo somos, no se pone de acuerdo para progresar y mientras no logremos ponernos de acuerdo en una agenda de trabajo, nada conseguiremos. Triste decirlo, pero es la realidad.
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