Alicia Bárcena acaba de hacer dejación de la secretaría ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), después de 14 años de estar al frente de la misma y está en marcha el proceso para su relevo. De ella tenemos mucho qué aprender. Cuando aún se estaba en la cresta de la ola del boom minero – energético lo advirtió que “en Colombia, al igual que Latinoamérica, nos convertimos en exportadores de materias primas, volvimos a esquemas que creíamos superados” y remató diciendo, “así nos será muy difícil dar sostenibilidad a nuestro crecimiento”.
Insistió, además, en que “hay que procurar que las exportaciones vayan más allá de las materias primas”. No obstante, su exhortación a los gobiernos para cambiar el modelo económico extractivista por otro que promueva la diversificación productiva fue desoído. Y más recientemente reiteró su mensaje, en el sentido que “necesitamos replantearnos una visión de desarrollo, ya que cada país de la región es distinto. Debemos pensar el desarrollo de una manera diferente, innovadora, diversificada e inclusiva”.
Fue además reiterativa en que “el telón de fondo de América Latina no es la pobreza; es la desigualdad. La redistribución de la riqueza es una tarea pendiente en América Latina. Debemos buscar la manera de crear políticas sociales de nueva generación mediante, por ejemplo, nuevos impuestos redistributivos que graven al 1% más rico de la población. Hay que desmantelar la cultura de los privilegios, rediseñar políticas sociales con enfoques de redistribución y cambiar la conversación entre el Estado, el mercado y la sociedad”.
Y lo subrayó el año anterior en un pronunciamiento en el que enfatizó que “la igualdad no es un resultado del crecimiento económico, es una condición necesaria, indispensable para la eficiencia y el propio crecimiento”. Definitivamente, para decirlo en sus propias palabras, “la impronta de la igualdad y su incidencia clave en el desarrollo de la región marcan el legado de la CEPAL en la última década”.
Ella no dudó en plantear que “salir de la crisis requiere un cambio radical en los modelos de desarrollo. Además de temas de urgencia como una política fiscal expansiva, usar medidas no convencionales…una nueva estrategia de crecimiento y desarrollo”, para lo cual se va a requerir más Estado y no menos Estado, como se empecinan en plantearlo quienes pregonan demagógicamente el Estado minimalista. Insistió en que “para salir de la crisis se requiere un cambio radical en modelos de desarrollo”. Así de claro!
Y, al hablar de cambio de modelo precisa que “la recuperación debe ser distinta esta vez, basada en sectores verdes, con un gran impulso a la sostenibilidad o de economía verde”, la cual debe estar en el centro de la estrategia de reactivación, de la transformación productiva y de la transición energética. Ello es inaplazable y debe asumirse como política de Estado y no como política de gobierno.
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