La muy publicitada llegada de las primeras vacunas contra el Covid-19 al país –aunque tarde y en cantidades irrisorias– devuelve a los colombianos la esperanza de dejar atrás, por fin, esta verdadera tragedia nacional.
Sin embargo, hay que llamar la atención sobre los 3 actores que tienen la mayor carga de protagonismo y de responsabilidad en todo este proceso denominado “Plan Nacional de Vacunación”.
En primera instancia, el gobierno nacional que a todas luces ha resultado lento y hasta negligente para conseguir a tiempo una cantidad significativa de vacunas. Hasta el punto de que somos el único país de los primeros 15 del mundo con mayor número de fallecidos donde aún no se ha iniciado la vacunación. El presidente ha anunciado que este miércoles comenzaría, pero en cantidades realmente ridículas. En Bogotá, que ha sido el foco de la pandemia con casi 14.000 fallecidos, utilizarán 12.562 primeras dosis para 77.231 personas registradas para la etapa uno de la primera fase de la vacunación: profesionales de la salud y quienes trabajan con vigilancia, aseo, camilleros, despacho de farmacias, etc. ¿Habrá una especie de rifa? En Barranquilla se inicia este jueves con solo 2.556 dosis de un total de 15.692. Por eso el presidente de la Federación Médica Colombiana, Sergio Isaza, ha cuestionado la falta de seriedad por parte del Gobierno en la información que suministra sobre las proyecciones de vacunación.
El segundo actor en cuestión son las EPS, pues de acuerdo a los lineamientos del Ministerio de Salud y Protección Social a través del PAI (Programa Ampliado de Inmunizaciones), serán las EPS y ARL las entidades que ejecutarán el proceso de vacunación. Ya sabemos cuál ha sido su papel desde que comenzó la pandemia. En Barranquilla lo vivimos en carne propia y de primeros, porque fue aquí donde comenzó el primer pico a nivel nacional. Todavía recordamos la angustia de muchísimas personas desesperadas, tras presentar los primeros síntomas, cuyas llamadas no eran atendidas, o no les practicaban la prueba a tiempo, o entregaban los resultados cuando ya estaban en estado grave, recluidos en la UCI de una clínica o, incluso, habían fallecido. Aún es escalofriante recordar esa época de finales de julio en donde en una sola semana hubo más de 220 víctimas fatales del virus en la ciudad. Esta vez las EPS serán las responsables de administrar las bases de datos, concertar las citas, recoger el consentimiento o la negativa de sus afiliados e inocular el fármaco.
Finalmente está la institucionalidad territorial. Las secretarías de salud de los departamentos y municipios que se encargarán de supervisar el cumplimiento de las EPS y colaborar en el almacenamiento, distribución y colocación de la vacuna. Al respecto, preocupa que el presidente de la Asociación Colombiana de Empresas de Medicina Integral (Acemi), Gustavo Morales, afirmara recientemente que hasta la fecha solamente algunos departamentos y ciudades del país han convocado la mesa de coordinación para la vacunación en la que se establecen los parámetros para la implementación del plan por entidad territorial.
En este asunto vale la pena recordar la expresión “Tropical Factor” (Factor Tropical, en español) que utilizan algunos extranjeros al emprender negocios en países latinoamericanos para significar que siempre hay uno de los actores de la operación, uno de los eslabones de la cadena, que falla al final en sus responsabilidades y afecta la obtención del resultado final. En este caso específico, quisiéramos esperar que cuando no falten las vacunas, dadas las tan inciertas negociaciones del gobierno, no fracase entonces su manejo o su aplicación que compete a las EPS e IPS.
@vherreram
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